Los datos han
puesto de manifiesto que los NNA que trabajan en su mayoría no estudian, que
las zonas rurales son las que presentan una mayor incidencia de este fenómeno,
que hay diferencias regionales que posiciona al Estado de México como la
entidad en la que se registran mayor cantidad de casos de trabajo infantil y
que la mayoría de los NNA trabajan para un familiar. El hecho de que las
prácticas laborales se desarrollen en contextos familiares tiñe a dichas
prácticas de un componente afectivo que redefine los contenidos mismos del
trabajo. A diferencia de las distancias sociales y afectivas que caracterizan
al trabajo en las modernas sociedades urbanas, se vislumbran pautas de
interacción dotadas de un importante componente afectivo-emocional como son la
confianza, el compromiso y la colaboración mutua (Rausky, 2009) lo que tiene
incidencia en el destino de los ingresos derivados de esa actividad.
El trabajo infantil
como mecanismo de sobrevivencia de la familia, también ha sido puesto en
discusión con la lectura de los datos, en tanto por un lado parece ser
demasiado simple el enfoque que sitúa a las estrategias de sobrevivencia desde
una perspectiva que caracteriza la adecuación de las formas de organización
familiar a la satisfacción de necesidades en períodos económicos críticos. Los
estudios sobre estrategias de sobrevivencia tienden a pensar estas estrategias
como coyunturales en función a situaciones de emergencia, el trabajo infantil y
otras manifestaciones de estas estrategias habrían de desaparecer por tanto,
tan pronto se supera la condición de coyuntura (Maureira, 2002). Por otra
parte, los datos han reflejado que los ingresos provenientes del trabajo de
niños, niñas y adolescentes contribuyen al hogar del que forman parte aún si no
es aportado directamente al hogar, mediante el auto sostenimiento del menor.
La regulación del
trabajo de niños, niñas y adolescentes se ubica también como un problema
complejo, desde las definiciones del fenómeno, pasando por las formas de
medición y atravesando la complicada encrucijada de las percepciones y
valoraciones sociales, colectivas y familiares del trabajo de NNA.
En la atención y
acompañamiento a los niños y las niñas que viven situaciones como las
descritas, que en muchos casos implican violencia, vulnerabilidad,
Exclusión y el no
ejercicio de una serie de derechos, se pueden mencionar tres retos principales:
- Identidad: en el reconocimiento de este grupo de población como sujetos capaces de participar en el mejoramiento de sus condiciones de vida y no como objetos a los que hay que utilizar, manipular o en el peor de los casos, negar. Reconocer un rostro y un corazón al cual dotar de sabiduría y firmeza en vez de números para llenar estadísticas oficiales y justificar recursos.
- Seguridad: en el reconocimiento de sus modos de organización y participación y los de los grupos, colectivos y organizaciones presentes en su entorno a los cuales se debe fortalecer. Reconocer la voluntad y capacidad de miles de personas por participar en el mejoramiento de sus condiciones de vida en lugar de mantener los esfuerzos y recursos nunca suficientes para intentarlo lograr desde las instituciones y organizaciones oficiales.
- Sostenibilidad: en el reconocimiento de otros ámbitos diferentes al económico que influyen en las condiciones de vida de la gente, la dinámica de fuerzas que interactúan en las comunidades y grupos humanos y que, positivamente, tanta riqueza dan a éstos.
Estos retos van de
la mano del reconocimiento de que en México no existe un diagnóstico integral e
interdisciplinario del trabajo infantil. Aunque se han realizado algunos
estudios desde diversas disciplinas –sociología, economía, demografía, derecho
es necesario profundizar en el tema a través de un diálogo entre las distintas
visiones. A partir de la inclusión del MTI en la ENOE se conocen otras
dimensiones del problema y algunos datos adicionales sobre el mismo. El
siguiente paso debe ser una investigación que permita hacer un diagnóstico
sobre las causas del problema, así como de las consecuencias del mismo. Esto
supone comprender por qué los niños y niñas trabajan, para así desarrollar
políticas públicas encaminadas a la atención integral y holística del fenómeno
y la erradicación de la explotación.
Es de reconocer que
analizar el trabajo infantil implica abordar un fenómeno de naturaleza
extremadamente compleja, y que muchas veces se ve invisibilidad por
desarrollarse en el ámbito privado (por ejemplo, el trabajo doméstico en el
propio hogar), o “cuasi-privado” (por ejemplo, el trabajo desarrolla-do en un
negocio familiar). En este sentido la fuente de información imprime una
dificultad adicional, ya que las actividades que se buscan analizar son
intermitentes, poco visibles, muchas veces no considera-das como trabajo y por
lo tanto, poco valoradas y reconocidas (Padrón & Navarrete, 2012).
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